En el caso de la sensación hablamos obviamente de los sentidos: visión, audición, gusto, olfato y tacto. Ya en publicaciones anteriores he mencionado que los sentidos, es decir la sensibilidad de las personas adultas mayores se encuentra disminuida y es, además, parte del proceso normal de envejecimiento. Asimismo he mencionado también que los sentidos más afectados son la visión y la audición.
Relacionar el tema de la sensación con la cognición es sencillo en cuanto, número 1, la sensación es el proceso que le sigue inmediatamente a la atención ya que con esta registramos, por medio de los sentidos, los distintos estímulos que podamos experimentar o presenciar; y,número 2, porque de haber disminución en la sensación en la persona hay un efecto o impacto en los demás procesos. Así pues, si no sentimos no percibimos y menos, retenemos el estímulo en cuestión. Se trata de una cadena.
Un ejemplo de ello es un adulto mayor que camina descalzo. Esta persona a la que llamaremos Sr. Mateo tiene ya 75 años y tiene el sentido del tacto disminuido lo que implica que el dolor, la temperatura, la presión estén alteradas. El Sr. Mateo camina descalzo y en el suelo hay un chinche con la aguja hacia arriba. Como el Sr. Mateo no siente el dolor seguirá caminando sin atender a la herida que se pudo haber causado. Imaginemos si el Sr. Mateo fuera diabético el problema de salud enorme que le causaría. Es una simple muestra de lo importante de la sensación.
Los sentidos reciben información del ambiente. Esta información puede ser en forma de sonido, luz, olores, sabores y tacto. Dicha información se convierte en señales nerviosas y es llevada al cerebro. Allí, se convierte en una sensación significativa. (Medline plus, 2012)Referencias:
1. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/004013.htm
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