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jueves, 2 de octubre de 2014

PERFILES DE PERSONALIDAD EN ADULTOS MAYORES

La personalidad corresponde a un factor que influye en cómo se adapta la persona adulta mayor a los cambios que experimentará, y en general, a todo el proceso (que también incluye ganancias). Si bien las personalidad es estable en el tiempo (Abeles,2000), se han hecho estudios acerca de esta variable en personas que pasan por el proceso del envejecimiento. 

De Miguel (2002) cita en su artículo a Savage (1973) quien ha planteado cuatro perfiles de personalidad. Estos son definidos por los rasgos que predominan en las personas. 
Adulto mayor con perfil de personalidad introvertido.
  
  1. Normal: un adulto mayor con un perfil de personalidad normal es una persona que se caracteriza por ser prudente, autosuficiente, analítico, reacio al cambio, calculador y ajustado personal como socialmente.
  2. Introvertido: aquel adulto mayor con este perfil de personalidad se caracteriza por ser sobrio, taciturno, reservado, introspectivo, tímido y retraído, con ajuste personal, pero desajustado socialmente.
  3. Perturbado: Es inestable, autoconflictivo, irritable, muy angustiado, y desajustado personal como socialmente. 
  4. Maduro: Es un adulto mayor autosuficiente, activo, independiente, decidido, estable emocionalmente,astuto y ajustado tanto personal como socialmente. 
En muchos de estos casos, estos adultos mayores han sido de la misma manera desde cuando definieron su personalidad en la juventud, pero han podido cambiar ciertos rasgos ya que hay influencia de otros factores. Uno de estos es el entorno social que puede, mediante el aprendizaje, regular ciertas conductas que parten de rasgos de la personalidad que son desadaptativas en el contexto donde nos desenvolvamos. No obstante, justamente son solo algunos rasgos en el mejor de los casos. 

Esta personalidad que configura a cada adulto mayor (que por cierto no es única sino es la que predomina en él pudiendo tener uno que otro rasgo de otro perfil "recesivo") va a influir en cómo afronte esta etapa así como ha ido afrontando las anteriores.

Referencia:

De Miguel, A. (2002). Adaptación positiva al proceso del envejecimiento. Tabenque: Revista Pedagógica. N° 16, 49-82Consultado en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=743585.

Escrito por: Dana Sofía Barja Otero



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